En la vida, los momentos malos o difíciles son inevitables, como la muerte y la pérdida de la gente con la que estamos conviviendo constantemente. Podemos ver la pérdida como una parte natural de la vida, pero, aun así, nos pueden embargar el golpe y la confusión, lo que puede dar lugar a largos períodos de tristeza y depresión.
Cada persona vive el duelo de diferente manera, ya sea por experiencias pasadas, o posiblemente porque era una situación de la que ya tenían conocimiento. Sin embargo, existen maneras sanas de vivir un duelo, y que con el tiempo, nos ayuda a procesar la ausencia de un ser querido de mejor manera.
Hable sobre la muerte de su ser querido con amigos y colegas para que comprenda lo que sucedió y recuerde a su amigo o familiar. Negar que ocurrió una muerte puede conducir fácilmente al aislamiento y puede ser frustrante para los miembros de su red de apoyo.
Acepte cómo se siente. Después de la muerte de alguien cercano a usted, se experimenta una variedad de emociones. Es normal sentirse triste, enojado, frustrado e incluso cansado.
Cuide de usted y de su familia. Comer bien, hacer ejercicio y descansar lo ayudará a superar cada día y seguir acercándose más a la vida cotidiana.
Ayude a otros que también están lidiando con la pérdida. Al ayudar a los demás, también se sentirá mejor. Compartir historias sobre el difunto puede ayudar a todos a sobrellevar la pérdida.
El duelo no es un proceso estándar, no tiene un inicio y un fin claro y definido y no para todas las personas dura lo mismo, pero si es un proceso importante de vivir siempre que experimentamos una pérdida.
La manera en la que afrontamos las situaciones difíciles habla mucho de la fortaleza y resiliencia que tenemos. El duelo es uno de los procesos más difíciles que inevitablemente todos en algún momento viviremos, la única cosa que podemos hacer al respecto es estar conscientes de ello y prepararnos para enfrentar la ausencia de esas personas.
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